Windhoek a Kalahari, primer día conduciendo en Namibia.
De Windhoek a Kalahari, no debería ser un camino difícil ni largo, estamos animados, David tiene mucha confianza lo cual me sorprende, es su primer viaje a Africa y tenemos que conducir miles de kilómetros por carreteras sin asfaltar en un coche alquilado y por el carril contrario.
Recogemos los vehículos y en un primer momento parecen impecables, luego… pequeñas pegas, a uno no le funciona la bandeja corredera del maletero y por tanto no puede llevar nevera, pero David y Nekane son prácticos, «pues la llevamos en el asiento trasero», las cajas de camping ya las ordenaremos con las maletas, son tres cajas repletas de platos, cubiertos, vasos, sartenes, el camping gas. Todo en un momento ordenado y en marcha. Estrenamos nuestros coches y la verdad, van genial, cómodos, espaciosos y equipados lo justo, pero bien. Volvemos al hotel, recogemos al resto de personas, al aeropuerto a por las maletas perdidas y finalmente al centro comercial a cargarnos de agua, algo de fruta, pan, carne, y unos chuches. Es que Nekane no se puede resistir a los jamones…
Y… ya estamos en carretera en dirección al Kalahari, una parada por el camino a tomar algo en un pequeño pueblo, una foto en el Trópico de Capricornio que no se cruza todos los días.
Finalmente llegamos. Nos da tiempo a conocer el hotel, que es magnífico, tras un corto baño en la piscina nos damos una vuelta en los coches para probar que tal van en pista, nos han dicho que está prohibido ir solos por nuestra seguridad, no nos creemos nada, en realidad quieren vender una excursión guiada. Bueno, no nos importa mucho y tomamos el primer sendero, poco después aparece un empleado en bicicleta que se ha pegado una buena pechada para pararnos. Le decimos que hemos pedido permiso al gerente del hotel y nos ha dejado. Pone cara de asombro y nos deja continuar.
Vemos algunos animales, poca cosa, avestruces, jabalís verrugosos, algún orix, pero contados. Unos minutos más tarde aparece una rubia como salida de una película de cocodrilo dundee y nos para, nos dice que el gerente no nos ha dado permiso y que debemos volver ya que es peligroso ir solos. Me ratifico, qué efectividad, han tardado pocos minutos en descubrir nuestra treta y han cambiado la bici por un coche para que no nos escapáramos. Se acabó la aventura del día.
A nuestra llegada a la habitación nos sorprende un atardecer magnífico, desde nuestra habitación, es todo un espectáculo.
La cena magnífica, orix, sprinrok exquisito (una especie de gacela) y hasta tarta de chocolate con helado. Y mientras cenamos en el hotel hay varios pozos con agua, y dado que en el desierto hay pocas opciones, varios animales se acercan asustadizos a beber, cebras, ñus…
El cielo es increíble y todo está plagado de estrellas, la luna no ha salido aún y lo hace más espectacular. No había visto un cielo así en ninguna parte del mundo.
En la habitación, toda una pared es cristalera y da a un pozo de agua con un pequeño foco que nos deja disfrutar hasta bien entrada la noche de sobre todo gacelas, que se acercan a beber. Cualquier ruido las asusta así que debemos permanecer callados, simplemente disfrutando.