Hoy ha sido un perfecto día de playa, como cuando eramos niños, y luego ibamos a la cervecera a comer pollo, pero en un poco más pijos.
Después un desayuno mejorable y tras montar un pequeño show para montarnos en un barquito, que por supuesto ha hecho las delicias de los lugareños, nos hemos encaminado a la isla de Liukang, donde tenemos intención de hacer un poco snorkel. Tras el primer acojono nos damos cuenta que no cubre más de metro y medio asi que nos ponemos las aletas, escupimos en las gafas según las instrucciones de Ana que parece la más avezada, y al agua. Los fondos son preciosos, esta cubierto de corales y peces de colores, o por lo menos eso dicen, yo aunque escupo con ganas no logro que no se empañen las gafas y lo veo todo matizado, pero aún así precioso. Ya saciado nuestro interés nos dirigimos hacia la playa, el capitán del bote casualmente es el dueño de un restaurante y nos promete pescado de calidad para la comida, no dudamos que será así, por lo que ya le pedimos nos reserve sitio para comer. Sólo están media docena de turistas en la isla, y la competencia es poca en la lucha por las tumbonas y la mesa para comer.
Una paseo por la playa recolectando conchas, caracolas y corales, ya sabemos que no se pueden llevar a casa, pero nos aflora la vena competitiva y todos queremos encontrar el más chulo.
Damos un paseo por las dos filas de casas. No creo que haya más de treinta en total habitadas, y nos sorprende ver una escuela repleta de niños. Pero que pasa en este isla? No tienen tele?
Hay una chica haciendo un pareo en un telar. Es increíble que aún se hagan trabajos artesanales de esa calidad. Nos pide treinta euros, ya sabemos que es mucho pero, cuanto vale un mes de trabajo para sacar un producto casi perfecto? Nerea no se puede resistir al trabajo y tras regatear un poco creo yo más por el que dirán se lo compra. Y a comer! Selecciono de la bañera donde tiene la pesca dos bonitos tomateros y un pez que resulto ser exquisito y que él decía que se llamaba rainbow o algo así. Y tras el tiempo de espera reglamentario, sopa, arroz y pescado a la brasa, todo exquisito. Tras un poco tiempo para otro baño y la siesta regresamos al Hotel, damos un paseíto y a cenar barracuda, todo el dia papeando…
Respecto a las fotos, como veréis son muy discretas, no he puesto de nuestros cuerpos flamencos en bañador por no dar mucho cante, siento la autocensura pero creo que mi integridad física correría peligro y yo ya tengo una edad que debe evitar correr riesgos inútiles.
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Los días en la playa resultan de los más novedosos, cuando solo te aventuras a los lugares más paradisiacos, que cuando llegas solo plantas cada para comenzar tu recorrido y tener momentos divertidos a solas.