Nuestro guía nos ha conseguido la dirección de un funeral tradicional. Esta al norte de Rantapao, voy un poco nervisioso, no se que esperar. Hacemos una parada técnica, vamos a comprar dos cartones de tabaco como presente para la familia del difunto. Pocas instrucciones, mejor ropa oscura pero no pasa nada por llevar mi camisa perfectamente blanca, que desastre!, no obstaculizar el paso ni la vista de la familia y a ver como nos lo montamos.
Nada más llegar están bajando un cerdo atado a palos de bambu, nos explican que hoy nos libramos de la sangre, es el día de la llegada de los invitados y de presentar las ofrendas que se sacrificarán mañana. Los cerdos parece que saben lo que les espera, gritan como eso, como cerdos en el matadero.
Me presentan a la familia, les doy los cigarrillos y magia potagia, nos colocan en un sitio de honor, justo debajo del muerto y junto al maestro de ceremonia, que no hace más que gritar y hablar por un microfono a toda pastilla, beber cerveza Bintang y comer unas hojas asquerosas que le han teñido de rojo todos los dientes. Será para mantenerse animado.
Nos sentamos en la plataforma. Ya me duele todo, el yoga no es lo mio y no puedo pararme quieto.
La ceremonia va de la siguiente manera, Se anuncia el grupo familiar por su apellido y de donde viene, dos representantes de la familia les acompañan a una zona reservada, posteriorente toda la familia se dirige de forma muy solemne a la zona reservada, se dicen los cerdos, bufalos o lo que traen como presente al muerto, se muestran frente al feretro y a todos los asistentes y al finalizar se leen los nombres de los invitados de turno y salen de la zona reservada a colocarse donde les toque, otra familia entra en escena y así hasta el fin de los tiempos, cuando ya se han completado dos familias ya no siento las piernas, nos traen cafe, pastelitos y dulces tradicionales, otra familia más, más cerdos y búfalos, a la cuarta familia ya tengo entumecidas las piernas, la cadera, el pulmón derecho…, alguien dice, va a ser todo el día así? igual lo dejamos no?, gracias a Dios, saludamos y vamos a ver las cocinas, algún cerdo ya ha dado su vida por la patria, un perro corre con sus tripas. Damos gracias porque sea lunes y solo los enseñen, mañana martes empezarán los sacrificios a machetazos y no nos apetece mucho.
Conseguimos marcharnos discretamente y nos vamos a ver las vistas desde la montaña y al mercado de Rantampao de nuevo que el otro día nos quedo mucho que ver.
Esperiencia interesantísima, increible que se mantenga hasta nuestros días con esa fuerza, pero aunque nosotros tengamos también la txarriboda y algunos las corridas de toros, impresiona por su crudeza, quizas los peor parados sean los cerdos, ya que no se les muestra el respeto que sí disfrutan los búfalos, y que no son torturados en absoluto, simplemente se les corta la cabeza.
Aunque todo sea muy protocolario y medido, a veces la tristeza tambien asoma por la perdida.