Tras un largo día de coche llegamos a Tas Rabat, la carretera es bastante nueva y tras una parada a comer e Naryn ya toma
mos la pista hacia el Caravanserai. Son 15km de pista en bastantes malas condiciones pero nada de nieve. Cientos de Yaks nos esperan en las inmediaciones, son más asustadizos que las vacas y los caballos, pero conseguimos acercarnos para sacar alguna foto. Paramos para reservar habitación en el único albergue de piedra de la zona, supuestamente tiene calefacción asÍ que es todo un lujo. Nos reciben muy amablemente y nos aseguran que vayamos tranquilos a ver Tas Rabat, que tienen sitio para alojarnos.
Tas Rabat es una construcción curiosa en mitad de la nada. Era una parada obligatoria para los comerciantes de la ruta de la seda, desde China hasta Europa, En el siglo XV existía un gran mercado, y en realidad era un hotel donde hay múltiples habitaciones y un lugar central para reuniones y comer. Está muy bien conservado y la zona es magnífica.
Volvemos a nuestro albergue y en la mesa hay un festín, galletas, kit kat, fruta…. De todo, nos dan un té. Las habitaciones están bien, la temperatura es buena, el baño, en la calle por supuesto, otro boquete en el suelo, pero este tiene madera y una linterna. Otro nivel…
Oímos un poco de ruido y voy a ver que es, error de principiante, la curiosidad mato al gato. Me encuentro un grupo de mujeres que han venido a celebrar el reencuentro de su época de estudiantes. Todas tienen 57 años e iban a la misma clase hace años. Como la dueña del albergue es de la misma clase, han decidido matar un pequeño Yak, de seis meses me dicen, para celebrarlo.
Ya no tengo escapatoria, han venido con dos de sus maridos, no me atrevo a preguntar si el resto son solteras. Uno de ellos me agarra my friend…me sienta junto a él y empieza el ritual. Se levanta una de las mujeres, habla un rato, no entiendo nada, pero parece ser que desea lo mejor a cada uno de los asistentes y a tomarse un vodka de un trago. Al cuarto voy a buscar a Unai a la habitación para repartir los abrazos y atenciones de todos. Se incorpora a regañadientes, pero en un descuido le consigo sentar junto a Kuba, el marido más cariñoso de los dos que se han atrevido a venir.
Sale el Yak, grandes trozos de carne, sopa hecha con su grasa, a nosotros como invitados nos dan la parte más magra, los platos que se ponen son increíbles, grandes cantidades de carne y pura grasa, luego nos damos cuenta que lo que no se comen de su plato lo meten en una bolsa y se lo llevan.
Siguen los brindis, tras once vodkas, nos toca a nosotros, nos despedimos, damos las gracias y tras el doceavo, nos permiten refugiarnos en nuestra habitación.
Damos un poco de tiempo y salimos para ir al baño a asearnos un poco, y allí les vemos montándose en la furgoneta que les tiene que llevar aún a Naryn donde viven, dos horas de carretera. Menos mal que Israel su chofer, no ha bebido nada, se ha mantenido en todo momento apartado de los brindis y solo a mojado los labios cuando ha pronunciado el suyo. Que suertudo….
Estamos sin wifi y el teléfono tira poco, así que las fotos cuando lleguemos a zona más conectada