
Ya se acerca nuestro viaje. Nos llegan informaciones contradictorias sobre la necesidad de tener las pruebas pcr hechas como máximo con 72 horas de adelanto. KLM nos ha cambiado el día de salida adelantándonos un día y ya vamos contrarreloj.
Parece que los que no se enteran son los del Ministerio de Asuntos Exteriores y nos dicen que no son necesarias, pero por si acaso decidimos hacérnoslas, no sea que vayamos ya infectados y les llevemos el virus a los poblados del sur que parece hasta ahora están libres.
Tras pagar 100 eurines ya tenemos nuestros resultados negativos, hacemos las maletas, y le decimos a nuestro guía Novath que llegaremos un día antes.
El vuelo es más agradable de lo esperado, va bastante lleno, pero todo el mundo respeta las distancias y lleva su mascarilla, a excepción de para comer o beber.

Las azafatas muy amablemente nos han dado una bolsa de plástico llena de cosas, que me han recordado como no a las bolsas de chuches de cuando éramos críos, y no tan críos, patatas fritas con sabor cebolla, un huesito, galletas, sandwich, agua, zumo… un montón de chorradas que se irán inevitablemente a la basura. Surge el efecto deseado, no come todo el pasaje a la vez, cada uno va comiendo a su aire y no te tienen que retirar la bandeja. Así, todo parece más sencillo.

Llegamos a Dar es Salaam y allí esta Novath y Peter, esperándonos. No hay muchos turistas, nos vemos enseguida y nos vamos al hotel a descansar, que mañana será un día de bastante coche. Debemos ir hasta Mikumi y son algo más de cinco horas de viaje por carretera, bastante buena, aunque algún tramo con trafico de camiones, ya que es la carretera que une Tanzania con la coste oeste Africana, y Dar es Salaam es un puerto muy importante.
Pocos kilometros antes del pueblo de Mikumi, se deja la puerta del parque nacional a nuestra derecha. Hacemos una parada para concretar horas para el día siguiente.
Nos sorprenden los carteles que indican las multas a pagar si se tiene un accidente con un elefante, un búfalo o una hiena.
Es curioso, queda claro que un jabalí, puma para los amigos, vale más que una hiena, pero mucho menos que un búfalo o una jirafa.
En pocos minutos nos damos cuenta del porque el cartel. A los lindes de la carretera y en muchos casos cruzándola, vemos jirafas, jabalís, búfalos, cebras, algún elefante, todo en un par de kilómetros. Es un adelanto de lo que vamos a poder ver dentro del parque.

Estos días de safari nos alojaremos en el Bastian Camp. Es un hotel medio que dispone de zona de camping y bungalow. Está bastante bien equipado, la cena y desayuno son más que aceptables. Tienen cerveza, vino, sidra Sabana, que desde mi viaje a Namibia me he hecho un adicto, y sobre todo, un fuego por la noche que acompaña bastante y aleja a los mosquitos. También tiene una piscina, pero no tuvimos tiempo de catarla.
Bastian Camp Mikumi



Mañana nos espera nuestro primer safari en Mikumi National Park