Swakopmund es el destino que tenemos previsto para hoy. Pasaremos antes por Walvis Bay, que parece es una zona bastante turística y disfruta de un par de lugares para ver flamencos bastante recomendables.
Salimos tempranito y visitamos como no, Solitaire. En realidad es una parada con restaurante y gasolinera muy visitada por los turistas por su ambiente retro, un poco al estilo del hotel Roadhouse. Es conocida por su tarta de manzana aunque nosotros no podemos dar fe, ya que no la probamos. Solo unas fotos obligadas y carretera.
Al rato, como no, Nekane pincha. Es el segundo pinchazo y empezamos a tener experiencia, es un cambio rápido y sin contratiempos, aun nos quedan dos ruedas de repuesto, asi que llegaremos a Swakopmund para arreglarla.
Poco que decir de la carretera, desierto de piedras, como que nos distraiga, algunos se dan unas cabezadas en el coche, ya los baches casi no nos afectan.
De pronto carretera asfaltada, esto ya es otra cosa. Seguimos hasta que un par de kilómetros antes de llegar a Walbis Bay vemos una bandada de flamencos, nos cuesta un rato encontrar el camino para acercarnos a la bandada, pero tras un par de caminos equivocados los encontramos.
A ellos no les debe parecer bien la intromisión y Nekane y Pilar consiguen que levanten el vuelo creando una imagen muy atractiva. Lo intentamos y lo intentamos pero no nos dejan acercarnos mucho, no parece que las experiencias con los humanos les hayan sido muy reconfortantes.
Foto y a buscar un sitio para comer.
Efectivamente es una ciudad turística, se ve nada más adentrarse en las calles, perfectamente trazadas, con un puerto comercial que parece tener bastante más movimiento que el de Lüderich. El restaurante que buscamos está cerrado, su horario es hasta las dos. Sí, hasta las 14:00 y cierra. Bueno, tomamos una cerveza en un bar y preguntamos. Nos indican que un poco más adelante podremos comer. Efectivamente, terraza frente al mar, algo de pescado, por supuesto no espectacular, bastante frito todo, pero bueno, aunque nos somos muy partidarios del fish and chips, después de un monton de días a base de cebra, kudu etc… pues tiene un pase.
A nuestra llegada rápidamente nos vamos a ver el atardecer en el malecón de esta turística ciudad.
Tiendas de recuerdos, restaurantes, supermercados y bancos confirman el ambiente veraniego. Venga, ya hemos visto el atardecer, nos vamos a tomar una botella de vino viendo el mar. Debemos aprovechar las posibilidades que se nos ofrecen, en un par de días estaremos de nuevo en el desierto y nosotros somos de costa.
Un bar restaurante nos sale al paso, no podemos evitarlo, un cartel «acceso coches por un lado, acceso 4X4 por el otro» David va el primero y como no….. por el 4X4, nos reciben montones de arena, casi nos quedamos colgados sin llegar al bar, entre risas llegamos aparcar debajo de un pino. Ya saldremos, seguro que allí no nos dejan….