Sossusvlei consiste en un mar de dunas doradas, algunas de una altitud considerable, y que en su corazón se encuentra el Dead Valey, un bosque de arboles petrificados.
Seguramente el destino más fotografiado del país, tiene un atractivo innegable, aunque su acceso es por pistas de grava, algunas en bastante mal estado. Ayer ya disfrutamos de nuestro primer pinchazo y estamos un poco escamados, hace calor para cambiar una rueda y la pechada es importante, así que vamos con pies de plomo.
Nos quedamos en un hotel algo alejado de las dunas pero como todos los anteriores está bastante bien y la piscina ayuda bastante a refrescarnos después de un cansado día de carretera.
Salimos a las 6 de la mañana para poder llegar tempranito cuando la arena aún está un poco dura por el frescor de la noche. Llenamos el deposito de gasolina de los coches y vamos para el interior del parque natural. El camino tiene bastante arena pero hemos decidido acercarnos lo más posible a las dunas, ya que David anda con la rodilla un poco tocada y no queremos forzar. Llegamos después de un par de sustos sin quedarnos atascados y nos dirigimos a los árboles petrificados. Hay bastante gente en comparación con la que nos hemos encontrado en otras partes, pero no es molesto.
Sacamos algunas fotos, respetamos a medias la prohibición de no tocar las árboles, por puro desconocimiento no por falta de respeto, y finalmente comenzamos la ascensión.
Edurne y Vicente se animan a llegar a lo alto de la duna, el primer tramo la arena está muy blanda y cuesta subir pero al llegar a la cresta se facilita bastante.
Vamos poco a poco ascendiendo y finalmente decido que no se puedo forzar al rodilla de David, así que nos paramos cuando llanea un poco. Tampoco es cuestión de abusar y teniendo una disculpa médica… Sí, ya sé que el enfermo es David pero nunca hay que dejar pasar una escusa para no pegarse una buena buena sudada.
Volvemos y al rato ya nos hemos reunido todos, nos vamos a tomar una cervecita para recuperar líquidos y luego al Cañón de Sesriem.
Es un pequeño cañón pero tiene la gracia que se puede bajar al fondo, no tiene nada interesante pero pasas un poco el rato.
Para descender al cañón hay que tomar el camino lateral que tienen algunas escaleras un poco empinadas y al final un pequeño salto. Cuando nos disponíamos a volver un autobus de alemanes de avanzada edad comienzan el descenso, al ver a una señora con problemas le ofrezco mi mano pano el último salto. Ya me he metido en un lío, todos los demás a partir de ella me toman la mano para descender, allí esperando que acabe la fila dando la mano a todo el mundo. Menos mal que llegó uno mucho más digno y me la rechazo diciendo algo, que me imagino como «quita esa mano, que yo puedo so ….» así que me aparté discretamente y tras ver a varios zozobrar pudimos empezar a salir nosotros, con Pili partiéndose el eje detrás.
Y fin del día, al hotel a comer, piscina, una Sabana dry y mañana será otro día.
Nos vamos a la costa. Primero a Walvis Bay y luego a dormir a Swakopmund.