Ya estamos de regreso hacia la capital, de Osh a Bishkek, tendremos que hacer una parada por el camino, ya que son muchas horas de carretera y el tiempo parece que no va a acompañar mucho. Parece que la nieve va a estar asegurada. La furgoneta esta equipada con ruedas de nieve y tracción total pero no nos fiamos demasiado que lleguemos sin problema.
El primer tramo entre Osh y Toktogul lo hacemos sin ningún problema, poca lluvia y todo muy limpio, vemos algún accidente por la carretera pero por aquí es algo habitual. Nos quedamos en Toktogul en una Guesthouse nueva. Está muy bien, limpia con dos pisos y sólo hay otros inquilinos en la habitación e al lado. Nos instalamos y al rato llegan. Son cuatro policías perfectamente uniformados desplazados de la capital por una semana. El que menos galones lleva es el único que habla un par de palabras en inglés, nos da un poco palique. Su jefe nos invita a pipas, pero la situación es un poco rara y decidimos irnos a la habitación, que se empieza por pipas, patatas al queso y acabas con unos vodkas de más. Aquí hay un peligro latente en todo momento y hay que estar atento de no caer en la trampa.
Salimos temprano por la mañana, empieza a nevar y vemos el primer accidente, un coche ha atropellado a un caballo, mal empezamos. Al llegar al inicio del primer puerto hay muchos camiones parados esperando que les dejen pasar, parece ser que les dan paso según los que van subiendo. Al rato nos damos cuenta porqué. Es un verdadero caos, camiones en los arcenes en ambos sentidos, subimos detrás de alguno que va patinando todo el rato, no queremos pensar como hará la bajada. la furgoneta se porta como una campeona, en algún sitio solo se ve nieve por todas partes, asusta un poco pensar la posibilidad de quedarse tirado allí.
De vez en cuando encontramos un carromato donde viven cuando el tiempo es mejor, ahora la mayoría ya están cerrados.
Seguimos y seguimos, llegamos al paso de las montañas Too Ashuu, es increíble, curvas de herradura todas con hielo, hay camiones que van esparciendo gravilla como solemos hacer nosotros con la sal, pero no mejora mucho la situación, a veces nos pasan camiones a toda pastilla, no sabemos si es porque vamos muy lentos o porque no pueden frenar mucho. Casi es peor tenerlos detrás por la inseguridad que nos producen.
Por el camino encontramos muchas puertas que no sabemos para que sirven, dan ganas de atravesarlas pero lo mismo te tele-transportan a alguna parte y tampoco estamos tan mal como para jugárnosla, a ver si aparecemos en la consulta del dentista o algo peor.
Llegamos al famoso túnel que cruza las montañas, los camiones tienen que esperar, hay paso alternativo pero a los coches nos dejan entrar sin problema. Nada más entrar Nutri le dice a Unai que cierre la ventana. Por qué?. Pronto lo sabremos. El tunel tiene varios kilómetros, no tiene ninguna ventilación y al poco de entrar el aire es irrespirable, no se ve nada por el humo del interior y casi no vemos llegar a los coches que tenemos de frente. Nunca hemos visto nada igual. Tras casi cinco minutos un poco angustiosos salimos del túnel y Unai abre la ventanilla, hace un frío enorme pero lo primero es respirar un poco de aire fresco.
Seguimos descendiendo, ya llevamos 1000 metros bajando y sigue la nieve, cada vez algo más limpio, pero siempre presente en la carretera.
Una pareja nos hace señales para que les ayudemos, se han quedado sin gasolina en pleno puerto. Solución? remolcarlos, en una semana ya hemos usado dos veces la correa de remolque, es muy popular.
Les llevamos a una zona de camiones y se quedan para conseguir gasolina, a nosotros ya nos queda menos, no vemos el momento de llegar a Bishkek, despedirnos de nuestro amigo Nutri y devolver la furgoneta. Ya solo queda mañana para las últimas compras y regresar a Bilbao.