Pues esto se termina, Kyrgiztan se ha antojado un país muy acogedor y sobre todo de una naturaleza desbordante. Nos ha sorprendido de forma muy positiva. Cualquier camino que tomábamos nos conducía a un cañón o un bosque maravilloso. Todo sin explotar y con muy reducida presencia humana. Respecto a los kirguiz, son amables e increíblemente tranquilos, y sobre todo la sensación de seguridad es enorme. En ningún momento hemos sentido estar desplazados. Nos han acogido como uno más de la familia y eso no es poco.
Nuestro último día en Bishkek lo hemos dedicado al mercado de Osh. Un gran mercado de comida y productos básicos. Lo que más nos ha gustado es la zona de los frutos secos y deshidratados. los colores son intensos y no puedes parar de sacar fotos.
Una comida de última hora y a descansar. Tenemos el vuelo de madrugada y tenemos que salir del hotel a la una de la mañana. Unas cuantas horas de avión y de nuevo en casa.
No dudaremos a crear nuevos itinerarios en este magnífico país. Tanto de montaña como culturales.