Hoy era un día de tránsito, pasamos otra noche en Cholpon Ata, así que nos hemos decidido por visitar las gargantas Grigorievka y Semenovka. Si os chocan los nombres es porque en esta zona aún la denominación de las ciudades permanece en Ruso y no se ha cambiado como en otras regiones, seguramente por la cantidad de habitantes provenientes del país vecino.
Paramos en el pueblo de Grigorievka a comprar un par de panes y unos plátanos para el camino, que nuestro guía está creciendo y come como una lima. El pan lo hacen al momento en unos hornos de barro, está buenísimo y lo comemos como si fueran donuts.
Nada más dejar la ciudad, la carretera finaliza y entramos en una pista muy bien pisada. Hay un poco de nieve en los arcenes pero con la tracción vamos genial, ademas Unai esta disfrutando conduciendo como un cosaco, así que todos contentos. Vamos ganando altura y el río baja con muchísima fuerza. Es un sitio increíble, nos da ganas de parar en todas partes, vemos multitud de carromatos, uno de ellos nos sorprende por estar cargado de panales, la idea es ir cambiándolo de sitio según viene el frío. Nunca pensé que las abejas podrían ser nómadas también.
La garganta se va abriendo y llegamos al alto de la montaña, no son mas de 2300 metros y ya vemos un rebaño de Yaks.
Me encantan los yaks, es como si fueran vacas hippies con sus rastas. Sacamos unas fotos y empezamos el descenso por la otra garganta ya que están conectadas por un camino entre los pastos de montaña.
Esta segunda garganta no es tan espectacular como la primera, bonita, pero no es comparable. Empezamos con el pan, y Nutri no pude resistirse a los plátanos.
Bueno ya es la hora del regreso, queremos ver el campo con los Petroglifos de Cholpon Ata. Nos acercamos y bueno, es interesante, son piedras talladas hace más de 2000 años por los primeros moradores de la zona, el problema es que están a la intemperie, y cuando lees en el cartel «cazador con arco y cabra de las montañas», y tu lo que ves es «señora embarazada», pues te desilusiona un poco, pero algunos están realmente bien.
De regreso al hotel probamos suerte con la sauna ya que la piscina sigue congelada seguro. Bueno, pues ya no está el inquilino de ayer pero está apagada, y como es a leña decidimos no molestar más a la encargada del hotel que yo creo que ya nos tiene ojeriza. El gimnasio no es de nuestro gusto, mucha pesa y cosas de esas, sin un misero futbolín ni billar, así que nos decidimos por ordenar fotos, algún vídeo que hemos sacado con el dron y poco más. Para la cena nos daremos el capricho de abrir alguno de los sobres de chorizo del bueno que ha traído Unai y así el día podremos decir que ha sido inmejorable