Hoy a sido un día magnífico. Ha amanecido lloviendo, pero justo a la hora de salir ha parado. He tomado la carretera del lago y ha empezado a despejar. La carretera subía y bajaba constantemente, pero que estuviera asfaltada en gran parte, el poco tráfico, y el buen tiempo ha hecho que el itinerario fuera de lo más agradable. Quizás el último disco de blues de los Rolling también ha puesto su granito de arena.
La verdad es que en algún momento sientes hasta vértigo, vas por el lado del precipicio, sin quitamiedos, y claro tienes el miedo entero. Pero el camino es precioso, en algún momento se pasa incluso por algún bosque, algo muy poco frecuente en este país.
Tras un par de horas de carretera el hombro me empieza a recordar que esta ahí, así que decido acortar el viaje y no llegar hasta Lumbini, quedándome en Butwal. Un pueblo una hora antes y que tiene un hotel que parece bastante majo. Esto me quita no sólo una hora hoy, sino que si me quedo por dos noches, puedo usarlo como base de operaciones para visitar la zona, acortando también el camino de regreso pasado mañana.
Al llegar el hotel está bien, tiene piscina, pero aunque me lo pido el cuerpo prefiero una ducha tranquila y un paseo.
Es un pueblo nada turístico y como está cerca de la frontera, tiene un aire muy de la India. Y que se puede hacer es estos casos… ir a la estación de autobuses e intentar comer algo local que no pique demasiado.
Finalmente me decido por este señor tan serio, no sé ni lo que era, buñuelos rellenos de lentejas más o menos…
Finalmente también me pido patatas con miel y especias, claro, las especias eran cilantro que se veía y picante, perfectamente oculto. Estaban muy buenas pero a la cuarta la boca era un infierno, un litro de agua más tarde y tras recuperar la compostura y bajar el color de mis mejillas, decido que es momento de retirarse y no aventurarse más que ya ha sido bastante por hoy.
Mañana Lumbini, donde está la piedra donde nació Buda, sí, la piedra!
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Disfruta aventurero. Suerte.