Conseguimos encontrar a nuestro recepcionista que desaparece más que la ayudante de un mago, y nos prepara el desayuno. Una tortilla bastante aceptable y un café de polvos tres en uno, que sinceramente nos sorprende; está mejor de lo que preveíamos cuando ha llegado con legañas y se ha metido en la cocina. Nos indica como salir del hotel por la parte trasera atravesando el maremagnum de puestos que encontramos en la carretera. Es increíble la cantidad de etnias diferentes que se han reunido, todos con sus trajes tradicionales. Me sorprende ver a varias señoras de avanzada edad mirando ropa en un puesto, es de colores llamativos, tipo deportiva y por supuesto no la llevarán nunca, creo que son de la etnia Lolo y sus colores claramente son azules oscuros y negro, otros van de negro con bordados de colores como otros Hmong que hemos visto anteriormente en Ta Van, pero definitivamente nadie de verde pistacho.
Conseguimos salir del pueblo y tomamos la pista que nos indica el GPS. Aún no lo sabemos pero va a ser un día largo. Tras 20km de pista nos encontramos que ha desaparecido, es decir, no existe por donde continuar, en una larga rampa debemos parar, no hay más carretera, clavo los frenos pero la moto se desliza poco a poco hacía atrás, aviso a Tatín, Quita que voy! no puedo pararla, contestación, no te preocupes yo tampoco, finalmente la moto al suelo, yo consigo milagrosamente que una rueda no toque barro y se para, que hacer, no podemos pasar y si lo hiciéramos seguramente más adelante tendríamos el mismo problema, vienen varios lugareños a intentar ayudarnos, hay que tomar una decisión. Nos volvemos, intentaremos encontrar una carretera que nos lleve a Ba Be por otro lado, el GPS ya no nos sirve, no es un navegador, Google maps prácticamente inútil. Preguntamos por nuestra localización en el mapa, flipan, no han visto un mapa en su vida y no localizan su pueblo. Por supuesto no entendemos el nombre que nos dicen. Finalmente parece que se encuentran, no nos fiamos mucho pero, no queda otra que confiar. Emprendemos marcha de nuevo. Unos kilómetros más adelante otro inconveniente. Un camión enorme, no sé ni como puede ir por estas carreteras, se ha cruzado y no deja paso, totalmente, la cabeza tractora en el frente contra un torrente, la cartola contra la montaña. Varios ingenieros intentan dirigir la maniobra, primero intentan quitar parte del monte con una hazada para liberar la cartola, a los quince minutos se dan cuenta que la pechada que les espera no compensa, lo dejan. Segundo intento, empujar con otro camión, queman rueda a tope y nada, ya nos desesperamos, hace un calor infernal y aquello tiene mala pinta. Hombres de poca fe!, una hora mas tarde y después de muchos golpes y maniobras, consiguen dejar medio metro en la zona de la cabina, desmontamos las bolsas y con un poco ayuda pasamos las motos al otro lado. De nuevo en carretera, el barro, el polvo, los baches y los boquetes nos parecen una maravilla, de nuevo nos da algo de aire y nos refrescamos y animamos poco a poco. Llevamos muchas horas en la moto y con los percances y la nueva ruta, se va a hacer de noche pronto. Volvemos a preguntar por la ruta, nos dicen que vamos mal, que nos hemos colado un cruce hace poco, aunque duda mucho y no se encuentra en el mapa. Como un imán, llega el borracho del pueblo, tomad licor de arroz! ba be, si vais perfecto todo recto… o al menos eso suponemos que nos dice por los gestos de sus manos, sus piernas, la cabeza… seguimos carretera, algo no va bien, nos acercamos demasiado a una ciudad que sabemos que no está en la ruta. Definitivamente hemos metido la pata, ya no podemos volver, nos indican una carretera bien asfaltada que nos llevará a 20km de nuestro destino. Pues nada a darle gas, cuanto más tarde lleguemos peor, más nos va a costar encontrar el pueblo y nuestro alojamiento que sabemos es bastante básico. Una casa de huéspedes con baño compartido.
Ya es de noche y aun nos quedan unos cuantos kilómetros, intentamos aprovechar las luces de algún coche que va en nuestra misma dirección, pero siempre se desvían o van demasiado lentos, no sabemos si porque es peligrosísimo conducir de noche o porque prefieren ir detrás evitando problemas. Finalmente diez kilometros antes de nuestro destino volvemos a encontrar el camino marcado en el GPS y finalmente llegamos. Es un alojamiento básico pero nos parece una maravilla, se supone que tiene unas vistas magníficas del lago pero no se ve nada, simplemente se intuye agua cerca por los mosquitos que oímos volar bajo junto a nosotros mientras cenamos en la terraza.
Mañana será otro día y esperamos que mejor