AUS, LÜDERITZ Y KOLMANSKOP, son los destinos por excelencia cuando se viaja hacia el norte desde el cañón del River Fish.
Aus es conocido por sus caballos salvajes. En realidad no está muy claro porque existen estos animales en esta zona. Hemos leído las teorías más peregrinas, desde un barco naufragado cargado de equinos, hasta que pertenecían a las cuadras de un Barón Alemán que construyo su castillo en la zona, y que murió en la primera guerra mundial. El hecho, es que podemos var ejemplares cerca de la carretera o en un pozo preparado para que dispongan de agua. No hay pasto en este desierto de piedras y no podemos imaginar como se arreglan para alimentarse pero… David ha contribuido compartiendo una manzana con un ejemplar confiado que se acercó a nosotros sin muchos remilgos.
Aus poco más nos ofrece, un par de hoteles y gasolinera.
Camino de Lüderitz paramos en Kolmanskop. Una ciudad dedicada a la extracción de diamantes que fue abandonada en los años «60» y poco a poco está siendo conquistada por la arena. Tengo dudas de que la visita valga los 80 dólares que cuesta la entrada, pero dado que la carretera pasa por delante hacemos una parada.
Sinceramente lo que más me gusta es la bolera, dos pistas y una barra de bar. También hay un gimnasio, una pequeña exposición de como los malhechores intentaban llevarse diamantes de la mina escondiéndolos en los lugares más insólitos y finalmente varias casas abandonadas y poco más que ofrecer.
El ambiente decrepito puede hacer las delicias de los aficionados a la fotografía pero como atracción turística no le veo mucho que ofrecer, y por supuesto el cartel de la entrada a la casa museo indicando que se deje la puerta cerrada por las serpientes, no ayuda mucho.
Al llegar a Lüderitz descubrimos una ciudad con ningún aspecto africano. Construcciones que nos recuerdan vagamente a las alemanas, y poco más. Hay un puerto comercial que parece maneja algún transporte, tampoco nada destacable y un puerto deportivo, con un mas tiendas que barcos.
Preguntamos por salidas a ver la zona de Diaz Cape, para ver alguna foca, o aves o algo. Mala suerte, solo hay un catamarán en el puerto y hace una salida al día a las ocho de la mañana. Insistimos, somo siete y y puede ser un buen negocio, llenamos prácticamente el barco con el grupo. Imposible, la hora de la siesta es sagrada en Namibia.
Decidimos dar una vuelta por carretera y por primera vez desde que hemos llegado hace frio, el viento del sur nos deja helados, visita rapida a la cruz de Diaz y nos vamos.
Pues nada a comer algo de pescado. Algunos valientes se animan con unas ostras. Debemos reconocer que los calamares y la merluza no están mal. Mi pescado no lo conozco, pero está bastante aceptable y no demasiado hecho como suele pasar, y sobre todo no tiene queso. Gracias dios mío por conseguir una comida sin queso fundido encima. Aquí es imposible mantener la línea.
Un par de botellas de vino después volvemos a nuestro hotel en Aus, que mañana seguimos viaje hasta Sesriem, cerca de Sossusvlei, las famosas dunas doradas con el bosque petrificado, que en muchos casos son la foto de Namibia.